lunes, 26 de noviembre de 2007

Matanza del 15 de Noviembre de 1922

En los zapatos de José L. Tamayo. 15 de Noviembre de 1922.

En 1920, en Ecuador, sube al poder el doctor José Luis Tamayo Terán, nacido en el balneario de Chanduy, provincia del Guayas, el 26 de julio de 1858.

La profunda debacle económica que atravesaba el país debido a la caída de los precios de los productos ecuatorianos a nivel internacional y la devaluación monetaria, se conjugó para que exista alza de precios en el marcado nacional.

Sus electores estaban cada día menos dispuestos a ver burlados sus derechos. Había empezado a surgir el trabajador asalariado en la industria, empezándose a hablar de sindicalismo y de reivindicaciones sociales.

En octubre de 1922 los trabajadores de la Guayaquil and Quito Railway y un grupo de agitadores anarquistas se declararon en huelga. En noviembre la gran asamblea de trabajadores de Luz y Fuerza Eléctrica y Carros Urbanos presentó un pliego de peticiones. La Asociación Gremial del Astillero (artesanos y pequeños comerciantes de ese barrio) los apoyó. La Sociedad de Tipógrafos se declaró también en huelga general. Guayaquil se quedó sin luz ni mercados durante una semana y el 14 de noviembre la ciudad pasó al control de las fuerzas populares, cuyos directivos faltos de experiencia no pudieron contenerlas.

Esto derivó a que el sector obrero de las empresas de luz, electricidad y carros urbanos de Guayaquil, decidieran elevar peticiones a sus respectivos organismos para lograr mejoras salariales y laborales.

Ante la indiferencia de los propietarios, al siguiente día los obreros se declararon en huelga, mientras que trabajadores de otras empresas se solidarizaron y sumaron a la medida.

Los grupos ya organizados realizarón una manifestación en la que participaron unas 30 mil personas. Para la tarde del siguiente día (15 noviembre), se convocó a otra marcha, la misma que al llegar a la esquina de Pedro Carbo y Clemente Ballén se detuvo para escuchar el manifiesto del abogado Carlos Puig Vilazar.

Mientras la multitud se mostraba atenta a la oratoria de Puig, en la agitación popular había intervenido también la fracción de la oligarquía antigobiernista vinculada a la actividad bancaria y enemiga del Banco Agrícola y Comercial.

Enrique Baquerizo Moreno, Carlos Puig, José Vicente Trujillo, entre otros, manipularon la insurrección al incluir en los postulados de ésta la intervención del Gobierno en la venta de documentos financieros del exterior (incautación de giros) y en la baja del dólar. Fuerzas policiales y militares del gobierno del Presidente José Luis Tamayo, para repeler y mermar la medida de hecho, descargaron las municiones de los fusiles contra la multitud indefensa. Varios historiadores cuentan que la represión también se debió al saqueo ocurrido en la ciudad de Guayaquil el 15 de noviembre de 1922.

La “cacería humana” duró aproximadamente una hora, el saldo fue trágico, se calcula que murieron alrededor de 5 mil personas (entre hombres, mujeres e incluso niños), de estos muchos recibieron como última morada fosas comunes, mientras que otro tanto, las apacibles aguas del río Guayas.

Este hecho también sirvió de inspiración para que el escritor Joaquín Gallegos Lara, escribiera la novela “Las Cruces Sobre el Agua”.

En esta magnífica novela ecuatoriana se narra la matanza del 15 de noviembre de 1922, muestra como la clase obrera decide organizarse luego de soportar tanta explotación, luego de ver como su trabajo se lo llevan otros. Es importante entender también el escenario internacional en que se desarrolla este hecho histórico, ya que en 1917 estalló la revolución bolchevique que propagó en todo el mundo vientos de esperanza y cambio hace 90 años.

A José Luis Tamayo le cupo enfrentar la crisis económica y, en ella, el levantamiento popular y obrero de noviembre de 1922 y convertirse así, para la Literatura y la Historia ecuatorianas, en la personificación del represor al servicio de la oligarquía bancaria y agroexportadora.

El pasado jueves 15 de noviembre se conmemoran 85 años de la mayor masacre de Guayaquil, 5 mil obreros fueron acribillados, arrojados a fosas comunes y a las aguas del río Guayas, intentándose lavar la historia.

Esta fecha habría de convertir en bandera de lucha y punto de referencia del sindicalismo marxista ecuatoriano.

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